Las manos de
Orlok estaban repletas de cortes y quemaduras.
Orlok entendió que descargar su furia arrancando plantas y pisando flores no iba a ocasionar mella alguna en su enemigo. De rodillas,
Orlok contempló un puñado de flores aplastadas junto a un grupo de árboles con ramas arrancadas en medio de una selva
gigantesca.
Orlok no pudo hacer más que darse por vencido.
Ya era hora que se deje de joder, Orlok.
ResponderEliminarAsí no va más.
jaja... Orlok perdio la batalla, pero la guerra continua
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