Cap 4 - La lluvia

Y un día la lluvia cayó con fuerza sobre el jardín. A Orlok lo invadió una inédita sensación de frescura. Las miles de voces del jardín se habían silenciado, ahora era el turno de la lluvia. Orlok estaba maravillado con el sonido que producían las gotas golpeando contra las hojas del jardín. Abrió su boca y dejo que el agua lavara sus dientes y encías de ese agrío y pegajoso néctar de flores negras. Ese agua era lo más delicioso que había probado en su penosa existencia.

3 comentarios:

  1. Es fascinante la poética soledad de Orlok.

    Voy a soñar con él.

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  2. Gracias por los comentarios.

    En la entrada anterior te contesté algo mas. Me diste una buena idea.

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  3. Acabo de ver la respuesta.

    El jardín sabe vivir solo, pero a veces ayuda dialogar con él.

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